Soup à l'oignon

Al fin pude dar con una receta muy buena para cocinar este plato tan francés como el buen vino o la tour Eiffel. De orígenes humildes y hermosas tradiciones asociadas, es un plato cálido y terrestre.

En una oportunidad en una salida a Le Fournil con una amiga pude probar una versión servida dentro de un pan centeno ahuecado y con tapa, como si fuese una pequeña olla campesina.

¡¡¡¡Ahh!!! creo que esa es una experiencia parecida a la de Anton Ego el crítico de restaurantes en la hermosa película Ratatouille, cuando prueba el plato que Remi ha preparado, y su primer bocado lo transporta al patio luminoso de su niñez y a la calidez del plato materno. (Ver)

En mi transporte en el tiempo fuí más lejos, otra época quizá, cuando los campesinos tenían su cuchara en el bolsillo y en cualquier lugar de la campiña podía haber una comida improvisada.

Antecedentes de esta manera de servir se encuentran en escritos del siglo XIV que describen cómo se vertía la sopa en un pan duro para ablandarlo, lo que nos muestra el origen humilde del plato que pasó a ser de reyes gracias la leyenda del rey Luis XV quien al  encontrar que en la cocina de palacio no había más que champagne, cebollas y mantequilla, cocinó todo esto "et voilá! Soup à l'oignon!"

Pronto publicaré la receta en mi Ñam Blog  y verás en Mi cocina su resultado a todo color y sabor, à bientôt!